La convivencia escolar se ha posicionado como un factor clave en el logro de los objetivos de la escuela, tanto en lo que refiere a los resultados de aprendizaje como la formación integral de los estudiantes. De hecho, los resultados de la prueba SIMCE han mostrado una correlación positiva entre el clima escolar y el rendimiento académico (Mineduc, 2019). Además, existe vasta evidencia que demuestra que la calidad de la convivencia escolar influye en la motivación de los estudiantes y en sus actitudes hacia el aprendizaje (Mineduc, 2019).
Un ámbito muy importante de la convivencia escolar es la resolución de conflictos. Si bien los conflictos son un fenómeno natural de todo grupo humano, su manejo constituye un desafío importante que es necesario abordar. Si son bien abordados, los conflictos presentan oportunidades de aprendizaje para quienes lo viven. Si, en cambio, no se manejan de manera de adecuada, pueden causar daño a las relaciones interpersonales y desencadenar en conductas agresivas dentro de la comunidad escolar.
Desde el Ministerio de Educación y la Agencia de Calidad de la Educación se han realizado diversos estudios que reflejan los desafíos que presenta la convivencia escolar y resolución de conflictos en nuestro país. Por un lado, un estudio realizado por la Agencia de Calidad de la Educación (2013), que recoge la percepción de la convivencia escolar en estudiantes de segundo medio, muestra que un 44% de los estudiantes del sector municipal refiere un alto nivel de conductas agresivas en su establecimiento, mientras que un 45,5% de los estudiantes del mismo grupo percibe un nivel medio en este mismo indicador. En lo que refiere a los estudiantes del sector particular subvencionado, un 14,4% percibe un nivel de alto de conductas agresivas, mientras que un 48,6% percibe un nivel medio. Dicho de otro modo, lo que nos señalan estas cifras es que solo una minoría de los estudiantes del sector municipal y particular subvencionado perciben bajos índices de agresividad en sus escuelas.
Este mismo estudio refleja que una relación inversa entre la percepción de conductas agresivas en el establecimiento y la percepción del clima escolar. Es decir, las escuelas en que los estudiantes perciben un clima escolar positivo y un sistema de normas bien establecido, la percepción de conductas agresivas tiende a ser menor. En definitiva, los resultados de este estudio refuerzan la importancia y urgencia de trabajar la convivencia escolar de nuestros establecimientos, con especial énfasis en la resolución de conflictos.
En esta misma línea, la Agencia de Calidad de la Educación ha evaluado el desarrollo de estrategias de promoción de resolución de conflictos en los establecimientos que reciben “Visitas integrales”. en su informe de 2017 se establecen los siguientes resultados para el indicador “el equipo directivo y docentes modelan y enseñan a los estudiantes habilidades para la resolución de conflictos”: un 27% de los establecimientos se encuentra en la categoría “débil”, un 48% en la categoría “incipiente” y un 25% en la categoría “satisfactorio”, mientras que un 0% de estas escuelas se encuentra en la categoría “destacado”. De este modo, se confirma el importante desafío que enfrentamos en nuestro país a en torno a potenciar la resolución de conflictos.
Por lo anterior, este curso se enfoca en el manejo de los conflictos en la escuela, abordando estrategias concretas tanto para su prevención como para su resolución. Los participantes de este curso aprenderán a conceptualizar el conflicto como un evento natural de las organizaciones humanas, que si se maneja de manera adecuada tiene el potencial de convertirse en oportunidad de aprendizaje para quienes lo protagonizan.
A partir de esta base, los participantes adquieren herramientas para analizar cada conflicto en su complejidad, entendido este como el primer paso para su resolución, y para implementar las técnicas de negociación, mediación y arbitraje pedagógico. En esta misma línea, durante el curso se trabajan habilidades cognitivas, emocionales y comunicativas que son necesarias para manejar los conflictos entre estudiantes de manera constructiva: toma de perspectiva y empatía, escucha activa, parafraseo, mensajes en primera persona y buenas preguntas.
Finalmente, este curso aborda la prevención de conflictos desde la construcción de normas escolares y consecuencias formativas que generen un ambiente organizado y relaciones de confianza al interior de la sala de clases. Para facilitar la construcción de este ambiente, el curso también aborda las técnicas Intervenciones poco invasivas y El arte de las consecuencias propuestas por Doug Lemov en Enseña como un maestro 2.0.
1. Introducción al conflicto
2. Análisis del conflicto
4. Habilidades del profesor para el abordaje de conflictos
5. Construcción de buenas normas
6. Entrega de consecuencias formativas
7. Intervenciones poco invasivas
Para aprobar el curso se requiere un mínimo de 75% de asistencia y nota final del curso 4.0.
Presencial.
24 horas.